viernes, 7 de octubre de 2011

Un misterio sin resolver

The illustrated Police News
Los medios y las técnicas policiales de por aquel entonces no fueron suficientes para poder detener al verdadero culpable de los cinco asesinatos. De hecho, incluso todavía hoy se ignora quién fue el verdadero Jack el Destripador. La falta de indicios hizo que incluso se fotografiaran los ojos de las víctimas por si habían retenido en las pupilas la imagen del asesino.

Se ofrecieron recompensas para los que pudieran aportar algún dato válido, no obstante, lo único que se consiguió fue que los vecinos se denunciasen entre ellos, aprovechando sus desavenencias. Así pues, se detuvieron falsos culpables (que incluso se atribuían el crimen) pero después de numerosas investigaciones no tardaban en recuperar la libertad, ya fuera por el hecho de que carecían de habilidades médicas o de que tenían coartadas.

Una de las sospechas enfocaba al médico de la reina Victoria, Sir William Gull, quien supuestamente habría actuado contra una prostituta que chantajeaba a un miembro de la familia real. Sin embargo, la acusación era imposible dado que tenía 70 años y había sufrido un accidente cerebrovascular.

También se apuntó sobre John Pizer, un zapatero judío aunque su coartada era perfectamente plausible y rápidamente la acusación se desvaneció. El polaco Kosminski y el ruso Michael Ostrog también estuvieron en el punto de mira aunque, a pesar de demostrar su inocencia, acabaron en un sanatorio para enfermos mentales.

En 1991 se descubrió un supuesto diario personal de Jack en el que se descubría como culpable un comerciante de algodón de Liverpool, Joseph Maybric. Posteriormente, expertos en documentos antiguos informaron de su falsedad.

La ausencia de respuestas  hacía que la investigación avanzase lentamente. A pesar de que la policía se mantenía en silencio, la prensa alimentaba cada rumor escuchado y, como consecuencia, aumentaba la cólera y el miedo entre los vecinos. Poco a poco la actuación despiadada de Jack y su perfecta ejecución para no ser descubierto lo convirtieron no solo en leyenda sino también en un ejemplo para asesinos posteriores. El vampiro de Dusseldorf, Peter Kurten, declaró que la figura de Jack el Destripador había sido un referente a seguir cuando planeaba sus asesinatos. En la misma línea, El estrangulador de Boston, Albert Henry DeSalvo, dijo a la policía que pretendía hacer algo grande “como Jack el Destripador”. Otro ejemplo es el alias del norteamericano Ted Bundy, El Destripador Americano.

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