viernes, 13 de enero de 2012

La condena de La Bestia de Rostov

La policía de Rostov estaba desorientada. No conseguían establecer un patrón claro ya que las víctimas eran muy dispares: mujeres, hombres, niños…  No existía ningún vínculo directo o indirecto entre las víctimas. Solo tenían claro una cosa: se enfrentaban a un enfermo mental, por la manera en como mataba a sus víctimas.

En el 1984 hubo un intento desesperado de encontrar al psicokiller. Se formó en el Instituto Serbky de Moscú un comité de investigación.. La única pista de la que se disponía era de una muestra de semen que se había recogido en el cuerpo de una de las víctimas de Andrei Chikatilo. Analizaron el semen y el resultado fue que el asesino pertenecía al grupo sanguíneo AB. Ante esa nueva pista, la policía se movilizó para capturar al asesino serial.

Se recaudaron más de 500.000 fichas policiales de diferentes ciudadanos. Se pudo reducir la cifra a 26.500 sospechosos por el hecho que sabían que el asesino tenía coche. 

Chikatilo estaba el número 9 en esa lista. Aún así, no había evidencias claras ya que estando una vez en el parque ligando con unas muchachas jóvenes, la policía le pidió la documentación y le realizó un análisis de sangre. El resultado de su análisis fue A. Por lo tanto, no podía ser el mismo, ya que el semen había dado AB. ¿Cómo pudo pasar? Años después, científicos japoneses esclarecieron ese suceso. Y es que resulta que en uno de cada diez mil casos el grupo sanguíneo del semen no coincide con el de la sangre. 

Otra singularidad del caso es que para poder atrapar al asesino, la policía montó un gran dispositivo en la última escena del crimen, en la estación ferroviaria. Más de 600 agentes se disfrazaron para hacerse pasar por taquilleros, ferroviarios, obreros, transeúntes, prostitutas… Tenían la esperanza de que La Bestia de Rostov volviera, pero no fue así.

Pero la casualidad hizo posible la detención de Andrei Chikalito. Un 6 de noviembre de 1990, Andrei salía de un bosque situado en Donlesjoz cuando se topó con un agente policial llamado Igor Rybakov. El policía local vio extraño que saliera de ese bosquecillo un hombre con traje y corbata, nervioso y manchado por el barro. Así que decidió acercarse a él y pedirle la documentación. Apunto su nombre y lo dejó marchar. Unos días después la policía descubrió la última víctima de La bestia de Rostov en el bosque. Inmediatamente el policía recordó a ese hombre que días atrás salía del bosque y su nombre, ya que lo había apuntado.

El 20 de noviembre de ese mismo año, la policía detuvo a La Bestia de Rostov. Al principio, él lo negó todo, pero bastaron unos días de interrogatorio para que acabara confesando. Durante días estuvo dando detalles de los lugares donde había cometido los crímenes. El 15 de octubre de 1992 Romanovich fue condenado a muerte, el 14 de febrero de 1994 llegó la hora de cumplir esa sentencia. 

Durante el tiempo que estuvo en prisión, La Bestia de Rostov confiaba en que pudiera salir de esa. Se ofreció voluntario para ser una cobaya humana, es decir, para que los científicos investigaran con él. A cambio, pedía una pensión y seguir viviendo. Y es que, en esa época, había muchos científicos que querían investigarlo, por ejemplo, una universidad japonesa ofrecía una cantidad muy elevada de dinero por su cerebro. Es por ese motivo, que en el momento de ejecutarle se ordenó que se disparara con mucha precisión, para así evitar cualquier daño en el cerebro, ya que serviría para ser investigado. 

Mientras Rostov esperaba el día de su muerte, en febrero de 1993 decidió conceder una entrevista.Un año después de su muerte, la historia de Andrei Chikatilo alcanzó la fama mundial con la película Ciudadano X en la que se narraba su historia. 

Os dejamos con un vídeo de un programa donde trataron el caso de La Bestia de Rostov


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